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Voto responsable y control ciudadano
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Por Martín Naranjo
Si algo nuevamente hemos constatado como ciudadanos, es que las autoridades que nos gobiernan se equivocan. Los legisladores se equivocan, los presidentes se equivocan y los ministros se equivocan. En general, nos podemos equivocar todos y con mayor frecuencia de la que todos desearíamos.
Si esto es así, tan importante como elegir a nuestros gobernantes es protegernos de sus equivocaciones. Al elegir y al protegernos enfrentamos problemas de información distintos. En un caso se trata de escoger las personas correctas y en el otro de mantenernos dentro de los límites del acuerdo original; en un caso se trata de seleccionar bien y en el otro de controlar bien. En ambos casos contamos con información asimétrica: por un lado, solo el candidato conoce sus verdaderas intenciones, motivaciones, capacidades, limitaciones y la verosimilitud de sus promesas; por otro lado, solo el gobernante conoce los criterios que usa para decidir, conoce todas las acciones que lleva a cabo y los compromisos políticos que adquiere.
Los economistas utilizamos los conceptos de selección adversa y de riesgo moral para distinguir entre los problemas que se enfrentan antes y después de los contratos. Para aclarar estos conceptos, podemos decir que los problemas de selección adversa son aquellos problemas de información oculta que se enfrentan, por ejemplo, antes del matrimonio, antes de las elecciones, antes de contratar; y los problemas de riesgo moral son aquellos que derivan de acciones ocultas que se enfrentan después del matrimonio, después de las elecciones o después de contratar. Todos podemos intuir que los problemas del noviazgo son distintos de los problemas del matrimonio. Igualmente, los problemas antes de las elecciones son distintos de los problemas después de las elecciones. Cambia la información, cambian los incentivos, cambia el comportamiento.
Evidentemente, los problemas de elegir y de controlar son de naturaleza distinta, pero no son independientes. Mientras mejor diseñados los mecanismos e incentivos a participar en política, entre mejores alternativas podremos elegir; mientras más informado y discernido sea nuestro voto, mejor representación lograremos; y mientras mejor representación logremos, mayor transparencia será posible.
La idoneidad de las elecciones es, por tanto, tan importante como los mecanismos de renovación o remoción de autoridades. Para obtener mejores resultados en las elecciones, el voto informado y responsable de todos los peruanos es esencial. Para un mejor control ciudadano de la gestión de las autoridades la transparencia es igualmente esencial y, en lo inmediato, pareciera urgente revisar seriamente el alcance de la inmunidad parlamentaria.
Hagámonos responsables, informémonos bien, cuestionemos todo, pensemos bien, valoremos bien, votemos bien y mantengámonos vigilantes.
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