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Colección del Bicentenario 200 años de la Economía en el Perú: ‘La Segunda Guerra Mundial y sus efectos en la economía’
Cuando el Perú se estaba recuperando de las consecuencias de la Gran Depresión sobre todo por las exportaciones, se inició una nueva crisis de origen externo y alcance mundial, que afectó nuestro comercio y la producción.
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ENTREGA 14
Cuando se inició la Segunda Guerra Mundial, en 1939, el Perú recién había logrado recuperarse parcialmente de las secuelas de la Gran Depresión originada por el Crack de 1929. Los precios de las exportaciones habían contribuido a ello. Sin embargo, un nuevo periodo de crisis fue inevitable con el inicio de la guerra, la devastación de Europa y el bloqueo de algunos mercados que eran importantes para la economía peruana. ¿Cómo enfrentó el país este contexto desafiante?
El inicio de la guerra se produjo en setiembre de 1939, mientras Oscar Benavides aún era presidente de la República, un cargo que ocuparía hasta el 8 de diciembre de ese año, para luego dar paso a Manuel Prado Ugarteche, quien gobernó hasta julio de 1945. Al estallar la guerra, el Perú tuvo una postura neutral en el plano diplomático y recién mostró su apoyo a los Aliados cuando ocurrió el ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor, en Estados Unidos, el 7 de diciembre de 1941, como también hicieron otros países de la región. Más tarde, en 1944 le declaró la guerra a los países del Eje de manera oficial, aunque no se llegó a tener una participación en combate.
En 1940, cuando ya llevaba algunos meses el conflicto bélico, nuestro país tenía un poco más de 7 millones de habitantes y las principales actividades eran básicamente rurales, por lo que la mayor fuerza laboral estaba compuesta por agricultores y trabajadores mineros. Para el Perú, la guerra significó una grave afectación a sus exportaciones, pues al inicio del conflicto, Alemania, Francia y el Reino Unido representaban el 36% de los envíos al extranjero en 1938. Sin embargo, ese porcentaje se redujo en más de la mitad en tan solo dos años. Como consecuencia de ello, los despachos de varias materias primas que producía el país cambiaron de dirección y comenzaron a dirigirse a los Estados Unidos. Esto puede observarse en el volumen de los envíos.
De esta forma, mientras las exportaciones a Alemania, que representaba el 10% del total en 1938, se redujeron de US$8.1 millones (US$149.6 millones actuales) a US$1 millón (US$18.6 millones actuales) entre ese año y 1940 (-87.65%), en el caso de Estados Unidos se observó un incremento de US$20 millones (US$369.4 millones) a US$28 millones (US$521 millones), lo que reflejaba un aumento de aproximadamente 40%. En 1941 el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) reseñaba el impacto que tenía este gran conflicto internacional en el país. En una memoria, la entidad monetaria destacaba que “el primer efecto de la guerra fue entre nosotros la contracción del intercambio comercial”.
Muchos de los envíos a los Estados Unidos fueron principalmente de metales, caucho y alimentos, materias primas necesarias por la potencia para hacer frente, junto con los otros países del bloque Aliado, a los rivales del Eje, es decir, Alemania, Japón e Italia. Si bien esta situación le permitió al Perú redirigir sus exportaciones hacia los Estados Unidos, estas se toparon con una política de topes de precios que fijó la potencia norteamericana. Esto generó un inconveniente para los exportadores peruanos y de otros países latinoamericanos, pues si bien tuvieron que respetar dichos topes, debieron lidiar con los altos precios de algunos insumos que usaban en la elaboración de sus productos.
Finalmente, la competencia de otros países vecinos y el despliegue de algunas medidas del gobierno de Prado, nocivas para las exportaciones, como fijar cuotas de producción de azúcar para el mercado local a precios inferiores a los del extranjero (control de precios), afectaron a los productores y ocasionaron que la evolución de los envíos fuera desfavorable para el Perú durante la guerra.
El valor de los despachos peruanos al extranjero se redujo de US$77 millones (US$1,422.5 millones actuales) a casi US$70 millones (US$1,053.9 millones de hoy) entre 1938 y 1943, respectivamente. Asimismo, el peor año para los envíos de azúcar, algodón y cobre fue 1940, pues hubo contracciones en los tres casos. No obstante, los dos primeros lograron recuperarse en 1941, mientras que el metal recién lo hizo en 1942. Con el ingreso oficial de EE.UU. a la guerra, a finales de 1941 y la intensificación de sus actividades desde 1942, las exportaciones hacia este país se incrementaron, especialmente las de productos agrícolas no tradicionales o sin valor agregado, como el azúcar y el café. A pesar de las cuotas de producción, los envíos de ambos productos, junto con el algodón, pudieron aumentar de US$20.6 millones (US$310.2 millones de hoy) a US$55.6 millones (US$804.6 millones) entre 1943 a 1945.
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Atisbos de recuperación
La recuperación de las exportaciones también se reflejó en la recuperación del PBI. Este, si bien creció solo 0.4% entre 1938 y 1943 por los efectos de la guerra, comenzó a mostrar cierta mejoría en 1944 y 1945, cuando se incrementó en 8.6% y 3.7%, respectivamente. Buena parte de esta recuperación de la actividad económica fue explicada por la recuperación de los sectores generadores de empleo como construcción y manufactura, cuya producción creció 20% y 21% en 1944. El comercio y la actividad agropecuaria también se recuperaron. En el caso del sector construcción, parte del resultado se explicó por el impulso que Prado le dio a la inversión pública durante su gestión. En total se destinaron 142 millones de soles (US$406.5 millones de hoy) a obras públicas, de los cuales la mayor parte se invirtió en caminos y carreteras para conectar el interior del país y en el desarrollo de obras de urbanismo, a razón de 51 millones de soles (US$146.05 millones actuales) y 41 millones (US$117.4 millones), en cada caso. Algunas obras que destacaron fueron la culminación de la carretera longitudinal de la costa y la vía Cusco-Madre de Dios, mientras que entre los proyectos de irrigación resaltaron los de Ica y Tumbes. Gran parte de las obras y la inversión ejecutada fue posible gracias a un empréstito interno y a un buen manejo de las finanzas públicas, pese a los tiempos de crisis.
Problemas y cambios en industrias y finanzas
La mala reputación de los países del Eje también provocó algunos cambios en las empresas del Perú. El Banco Italiano, por ejemplo, uno de los más reputados de la época, cambió de nombre y pasó a llamarse Banco de Crédito del Perú, para alejarse del rechazo hacia la comunidad italiana que crecía en el Perú. Por su parte el Banco Alemán Transatlántico tuvo una táctica más drástica y se liquidó en 1942. Vendió sus activos a lo que más adelante vino a ser el Banco Wiese que hoy es Scotiabank.
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De otro lado, un efecto que tuvo el enfrentamiento entre las potencias fue el cese de la elaboración de artículos manufacturados en Europa y también en Estados Unidos. Ello afectó nuestra industria, pues dejamos de recibir maquinaria y repuestos. Un ejemplo fue lo que sucedió con los proveedores alemanes. En 1939, el senador Risco Gill advirtió ante el Senado que el bloqueo británico al comercio alemán impedía a los industriales peruanos comprar los repuestos de maquinaria fabricada en Alemania, pese a que Gran Bretaña había prometido respetar los intereses de los países neutrales como el Perú. Como la falta de esos repuestos alemanes podía causar la paralización de una parte de las fábricas nacionales, Risco pidió que el Ministro de Relaciones Exteriores iniciara negociaciones que facilitaran dicha adquisición. Esa situación generó un retraso tecnológico en algunos casos. Pero el mayor inconveniente que enfrentaría la industria peruana sería que sus pares europeos y estadounidenses comenzaron a reorientar su producción al campo bélico para fortalecer sus ejércitos y armadas a nivel ofensivo y defensivo. Y ello terminó afectando la manufactura de alimentos procesados, artefactos y diversos bienes que eran importados desde los países latinoamericanos.
Al producirse la escasez de estos productos, los precios comenzaron a subir y, para evitar un impacto negativo en las familias y la economía del país, Prado estableció subsidios a algunas importaciones, especialmente de alimentos, y dio incentivos para la producción local de otros, como el azúcar, y la actividad ganadera. En este contexto fueron apareciendo nuevos actores productivos.
Esto fue de la mano con el incremento de impuestos a las exportaciones de esos mismos alimentos, con el fin de garantizar su disponibilidad en el mercado nacional.
La guerra del 41, el conflicto con Ecuador
En julio de 1941 tropas ecuatorianas atacaron Aguas Verdes, La Palma y Lechuga. Aunque había un problema limítrofe pendiente, este conflicto fue inesperado. Aunque de corta duración, poco menos de siete meses, obligó a tener más gastos militares ya en tiempos de un presupuesto muy ajustado. Las tropas peruanas tenían ventaja sobre Ecuador, ocupando varias provincias de este país. Ganado este conflicto, se procedió a la firma del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro en enero de 1942, teniendo como países garantes a Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos, este último más interesado en poner fin a cualquier problema de esta índole en esta región, mientras la gran guerra se daba en otros escenarios. Con el protocolo se estableció la frontera entre Perú y Ecuador, pero el proceso de demarcación tuvo varias interrupciones debido a discrepancias que fueron sometidas a arbitraje. Pero también se dio el conflicto de Falso Paquisha, en 1981, y la guerra del Cenepa, en 1995. El problema limítrofe con Ecuador recién pudo ser resuelto y sellado con un acuerdo de paz en 1998, a partir del cual la relación bilateral ha tenido un mejor desarrollo basándose en la integración.
En el Perú bajó el empleo, faltaron alimentos y subió el costo de vida
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Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial en 1939, en el Perú era presidente Óscar R. Benavides, que gobernó hasta el 8 de diciembre de ese año. Antes de dejar el cargo, dio normas para impedir que hubiera un aprovechamiento del contexto bélico para aumentar los precios de los productos básicos. La producción agrícola destinada a atender la canasta familiar había ido a la baja ya que la atención estaba en la producción de materias primas de alta demanda de los países en guerra, aunque las exportaciones también iban a la baja. Esto trajo carestía y empezaron a ser frecuentes las colas para comprar alimentos.
Más bien fue el presidente Manuel Prado Ugarteche el que durante todo su mandato, que fue hasta el 28 de julio de 1945, estuvo marcado por el compás de la gran guerra internacional. Hubo momentos en los que el costo de vida llegó a elevarse hasta en 80%. Con la baja en las exportaciones, se redujo el empleo en el agro e inclusive la minería sufrió un estancamiento. Aunque la producción
de la industria manufacturera se triplicó, no llegó a compensar la gran pérdida de empleos en el agro. Ello, sin duda, influyó en la migración interna, del campo a la ciudad. En Lima, la primera invasión que se produjo fue la del cerro San Cosme, en La Victoria. Fue el inicio del crecimiento de la ciudad de una manera desordenada, informal y sin planificación, cuyos problemas aún no son resueltos.
Prado evitó chocar con las aún jóvenes organizaciones sindicales y se mostró abierto a fijar salarios mínimos, decretar incremento de sueldos y fijar límites de precios a los alimentos. Aunque ello era saludado por dichos grupos, esas medidas causaban malestar en otros.
El respaldo a los Aliados y la persecución a japoneses
Con Manuel Prado el apoyo a los países Aliados en la Segunda Guerra Mundial fue claro. Eso llevó a acciones xenofóbicas que no deben repetirse.
Antes de que Estados Unidos ingresara a la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno peruano ya se había mostrado dispuesto a colaborar frente a la eventualidad de que aquel país o alguna otra nación americana, fuera agredida. Cuando se desató la guerra en setiembre de 1939, tanto el Gobierno como la ciudadanía tomaron una postura de apoyo a los aliados, a pesar de que, según algunos especialistas, el partido del presidente Oscar Benavides, Unión Revolucionaria, tenía afinidad con la postura fascista del Eje. Sin embargo, con la asunción del presidente Manuel Prado, en diciembre del mismo año, el apoyo a los aliados, y específicamente a Estados Unidos fue claro.
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Hasta enero de 1942, el gobierno peruano se mantuvo neutral ante la conflagración mundial, pero después de la Conferencia de Río de Janeiro se decidió romper relaciones bilaterales con Alemania, Italia, Japón y con la Francia de Vichy, es decir, con el Eje. Una evidencia del compromiso con el bloque aliado, especialmente con los Estados Unidos, fue permitir el uso de la base naval de Talara, en Piura, para que la marina norteamericana tuviera una mayor presencia en el Pacífico Sur.
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Persecución a japoneses
Pero la posición en contra del Eje también generó algo negativo en nuestro país. Se produjo una ola de xenofobia y se atacaba a los ciudadanos alemanes, italianos y japoneses, incluyendo a sus hijos ya nacidos en suelo peruano. Los que se llevaron la peor parte de estas manifestaciones de odio y violencia fueron los provenientes de Oriente y sus descendientes, pues sufrieron las políticas de segregación más crueles e injustas contra un colectivo humano. Incluso, algunos de ellos fueron perseguidos por la población y las mismas autoridades.
En Lima vivían 13,557 japoneses y 1,996 en el Callao. Sus negocios fueron saqueados en repetidas oportunidades sin escrúpulos, aunque los eventos de mayor impacto fueron los ocurridos el 13 y 14 de mayo de 1940. Más de seiscientos propietarios de negocios fueron afectados y más de la mitad perdió todo. A nivel oficial, se desplegó una controversial política. Primero se abrió una especie de campos de concentración donde japoneses y alemanes estuvieron recluidos. Luego, el gobierno deportó a cerca de 1,800 ciudadanos japoneses y peruano-japoneses hacia campos de concentración en territorio estadounidense. Los japoneses que en muchos casos habían venido alentados por anteriores políticas migratorias del Perú para tener oportunidades de trabajo, fueron maltratados a causa de la Segunda Guerra Mundial.
La retribución al apoyo: la cooperación
A cambio del respaldo otorgado a los países aliados, el Perú fue incluido en un sistema de cooperación interamericana en el que se estimuló los flujos de crédito, inversiones y bienes manufacturados hacia las naciones de la región. De esta forma, se buscó incrementar la producción industrial por medio de la asistencia técnica de los Estados Unidos y el acceso al financiamiento. Además, el mismo mecanismo facilitó que se pudiera redirigir la venta de excedentes de determinados sectores productivos: es decir, desde la minería y el agro, hasta la manufactura.
Como en el Perú ya habíamos tenido mecanismos de cooperación de los Estados Unidos y la relación bilateral era óptima, la USAID (United States Agency for International Development), en 1942, estableció en nuestro territorio el Instituto para Asuntos Interamericanos, para ejecutar programas de cooperación en salud pública y desarrollo agrícola. En 1944, el gobierno de Prado suscribió el convenio para el Servicio Cooperativo Peruano Norteamericano, para becas de perfeccionamiento de docentes, que rigió hasta 1962.
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