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José Enrique Silva, empresario farmacéutico: “Ejecutivo no puso al VRAEM en la agenda”
Presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas Nacionales (ADIFAN), señala que debemos ser fieles a nuestra visión de integración y desarrollo con el país.
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Las comunidades del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) requieren de permanente atención del Estado. Fueron ellos, quienes con el apoyo de las Fuerzas Armadas, pusieron el pecho para vencer al grupo subversivo Sendero Luminoso. Desde hace muchos años, se realizan misiones de ayuda humanitaria con participación del sector privado. El ingeniero José Enrique Silva* contó a Perú21 la trascendencia de este apoyo social y de las razones por las cuales se debe poner mayor énfasis en los compatriotas de esta parte del territorio nacional, cuyo potencial impulsaría aún más el desarrollo del país.
¿Que lo llevó a participar en la ayuda humanitaria al Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM)? ¿Desde cuándo y en que consiste esta?
Desde el año 2013- a título personal y como presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas Nacionales (ADIFAN)- ha sido un privilegio sumarme a más de 64 misiones de ayuda humanitaria del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, con la intervención invalorable de médicos voluntarios del Ministerio de Salud, Essalud y de las mismas FF.AA.
He participado en la atención con medicamentos donados por laboratorios peruanos a más de 319,000 pacientes en dicha región, con el Hospital Itinerante PERU de Essalud, en esta más que paradisíaca región geopolítica de nuestro país, el VRAEM. Nuestra participación originalmente se inicia como un acto patriótico (respondiendo al llamado del General FAP José Davis que se desempeñaba en aquel entonces en el CCFFAA.).
Visitamos por primera vez el centro poblado de Pichiwillca -”Cuna de la Pacificación Nacional”- en el distrito de Samugari, Palmapampa, provincia de La Mar -Ayacucho, con ocasión de una ceremonia oficial por el aniversario de la creación del CAD (Comité de Autodefensa) DECAS (Defensa Civil Antisubversiva) - VRAEM.
Y no fue sino hasta el retorno a Lima al Grupo Aéreo N° 8 cuando entendí la trascendencia de dicha operación de ayuda. El propio General Davis nos dijo a los miembros de la sociedad civil presentes: “No se imaginan cuantas vidas humanas hemos salvado hoy”.
Nuestros compatriotas del VRAEM pusieron el pecho para defender a nuestro país, a sus hogares y a sus familias buscando integrarse al resto del Perú. No fueron las armas las que vencieron a Sendero Luminoso. Fue la gratitud; la fortaleza de su vocación asociativa, que tuvo resultados más que favorables en la lucha contra la violencia terrorista, además de casos de éxito en exportaciones a través de cooperativas.
¿Qué otras zonas visitaron?
Visitamos muchísimas postas médicas de las más alejadas zonas, y de llevar un mensaje sobre la importancia de confiar en las capacidades propias, de formar jóvenes para que -contra todo pronóstico- apuesten por su región como oportunidad de desarrollo.
Pude brindar charlas a jóvenes que se presentarían a la Universidad por primera vez en sus poblados. En las Olimpiadas de Matemáticas en Huanta y en Pichari, premiamos el esfuerzo de los jóvenes con bicicletas para la zona, y laptops. Visitamos Patibamba, Pangoa, Huachocolpa, Ayna, Rio Negro, Huasawasi, Huinchos, Mazamari, Santa Rosa, Tambo, Surcobamba, Puerto Ocopa, Teoría, Santo Domingo, Tintaypunco, Puerto Prado, Ocopa, Uchuraccay, y otras tantas poblaciones. Visitamos Santo Domingo de Acobamba, considerado un distrito No pobre. Allí se cultiva variedad de frutas como las chirimoyas, lúcuma, granadillas, caña de azúcar, palta, pacay, etc..
¿Qué le impresionó de esos recorridos?
En la primera visita, revisando documentación del INEI y cruzando algunas cifras, pude corroborar que 9 de cada 10 niños menores de 3 años eran anémicos. Es una contradicción que indigna y la denunciamos a través de medios de comunicación en 2017. Gracias a Dios el periodismo tomó nota de ello, e hizo eco de nuestro llamado y ayudó a tomar conciencia, convirtiéndolo en preocupación política a nivel nacional.
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¿Cómo nació esta iniciativa de ayuda humanitaria y cómo se coordina con las misiones militares para hacerla efectiva?
Nace gracias a un sentido de urgencia. La organización terrorista Sendero Luminoso entendió que no podría avanzar luego de la derrota, gracias a que aparecían héroes a favor de la patria como Antonio Cárdenas, verdadero héroe de la pacificación y joven agricultor de Pichiwillca, de la Defensa Civil Antisubversiva (DECAS). Posteriormente con los años tomaron el nombre de Comités de Autodefensa (CAD) y continuaron apoyando a la Fuerzas Armadas.
Al tener algunos extraordinarios oficiales, jefes y personal subalterno en sus filas se pudo organizar algo de lo que debió ser mucho más: prédica patriótica. Allí se organizaron las operaciones llamadas de Ayuda Humanitaria y acudimos con lo que teníamos, medicinas y decisión.
¿Qué potencial ha percibido en esta gente del VRAEM?
Primero, su fortaleza y resistencia frente a la violencia. Segundo, la conexión de los jóvenes con la realidad y la responsabilidad de sacar adelante a sus familias, educarse, trabajar muy duro y tercero, la existencia de un gran civismo. Son emprendedores, nadie les cuenta cuentos.
En mi libro Los Tesoros del VRAEM, comento que es un paraíso no explotado, con ingentes recursos -escasos en otros lugares- como el agua, la energía, biodiversidad, luz solar y sobre todo juventud es de hecho una región de oportunidades.
¿Qué es lo que ha pasado últimamente y por qué se ha complicado el llevar este tipo de actividades a esa zona?
Por razones de inestabilidad política, el Ejecutivo al parecer no puso al VRAEM en agenda. Todo empieza a desarmarse con la que yo llamo la falsa izquierda que entiende poco o nada de patriotismo y visión de largo plazo de nuestro país, una miopía política que nos está costando de recuperarnos, en recursos y vidas humanas.
¿Cómo han afectado las revueltas y actos violentistas en la ayuda humanitaria para esta zona y cómo perjudicaría a los beneficiarios?
Andan sin brújula social, sin entender a donde debemos ir. Vemos consecuencias, no las verdaderas causas.
¿Por qué no debe abandonarse la ayuda en esta zona?
Aunque insisto en no llamarlas Ayuda Humanitaria, debemos ser fieles a nuestra visión de integración y desarrollo y jamás abdicar de ella. Nadie tiene derecho a condenar a una nación al subdesarrollo por bajas ambiciones políticas y corrupción. En el VRAEM la gente es responsable de su destino, solo necesita servicios básicos urgentes.
Por ejemplo, es escandaloso si no inmoral, que no se haya concluido el anillo vial del VRAEM (324 km.) en la etapa Quinua - San Francisco, una de las obras más importantes de la región, que se convertirá en el corredor económico de la zona de repercusiones insospechadas. Está abandonada hace una década, se la pasan celebrando expedientes técnicos, pero no se avanza un solo metro, cambio de autoridades, indecisiones, pero sobre todo falta de respeto a la población.
Faltan menos de 30 Km, y se inició por un atentado del 2013 a la maquinaria y porque el rio se llevó 200 metros de carretera, por increíble que parezca, 10 años de atraso no aguanta ninguna excusa. Esa ineficiencia e indiferencia de años, van precisamente contra la “inclusión” y el “bienestar” que tanto se predica.
¿Qué dicen las personas de esta zona, los beneficiarios, frente a estas acciones de violencia que sacude algunas zonas del país?
Ellos esperan que las intervenciones continúen hasta que se vuelvan una estrategia sostenida. Sin embargo, hemos visto que la gente si bien habla poco, trabaja mucho, son potencialmente emprendedores. Esperan presencia del Estado para construir la plataforma del desarrollo VRAEM con servicios y respeto al estado de derecho. La gente de bien se encarga del resto.
¿Qué llamado haría a las autoridades del gobierno, qué sector ministerial debería tener protagonismo para no ignorar a esta gente que se ve afectada?
Debe involucrarse directamente la Presidencia de la República y la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), no retraerse, como han hecho detrás de organizaciones antinarcóticos como DEVIDA, organización encargada de diseñar y conducir la «Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas» en el Perú. El trabajo en el VRAEM es muchísimo más amplio que eso, es una población pujante que merece un buen liderazgo. CODEVRAEM debe volver a ser lo que era, una organización de desarrollo regional.
El VRAEM es una zona de altísimo potencial. Puede ser el punto de partida para recuperar la fe en que es posible el desarrollo total del Perú.
José Enrique Silva Pellegrin*. Es ingeniero industrial y de Sistemas, Magister en Gerencia Pública, presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas Nacionales (ADIFAN), ex presidente del Consejo de Reparaciones del Ministerio de Justicia y autor del Libro: “Los Tesoros del VRAEM”.
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