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Historia de superación: sexagenaria se capacita para implementar negocio de confección
Desde un comedor popular, Teodolinda mira la vida con esperanza, demostrando que nunca es tarde para empezar.
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Teodolinda Callupe Gálvez (65) es una adulta mayor que tiene como principal característica su deseo de lucha; es una excelente cocinera y vela por el futuro de sus tres nietos que están a su cargo desde que su hija se fue a trabajar al extranjero.
Es lideresa del comedor popular Víctor Raúl Haya de la Torre de Pamplona Alta (San Juan de Miraflores) y una de las 800 mujeres seleccionadas entre las organizaciones sociales de base para formar parte del proyecto Mi Emprendimiento Mujer del programa Foncodes del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
Hace 56 años llegó a Lima desde su natal Carhuamayo (Junín); se esforzó por salir adelante y para ello trabajó como electricista, agricultora y soldadora; hasta que se unió a un grupo de mujeres que dedican sus días a atender a la población vulnerable en un comedor popular.
Son cerca de cuatro décadas moviendo el cucharon en las pailas de sopa, picando las verduras, sazonando la comida y multiplicando las raciones para el deleite de los comensales, pero fue gracias a su coraje y a su insuperable sazón que pudo alimentar a sus cinco hijos, y ahora a sus tres nietos que se encuentran en etapa escolar.
En su deseo de brindarles mejor calidad de vida a sus nietos, doña Teodolinda tuvo la idea de comprar máquinas de coser e instalar un pequeño taller en la habitación donde vive. “Para tener estas máquinas hice polladas y me he prestado dinero del banco, y con mucho sacrificio pago mensualmente esa deuda”, nos cuenta esta valerosa abuelita.
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Empeñosa escoge las telas, traza sus diseños para luego confeccionar las prendas que vende en el mercado a cómodos precios. Pero no siempre hay capital para la producción, nos dice.
Ante la dificultad, no perdió las ganas de salir adelante y postuló al proyecto “Mi Emprendimiento Mujer” del programa Foncodes y gracias a ello recibirá el financiamiento para la adquisición de nuevas máquinas, capacitación y asistencia técnica que incluye los conocimientos para su inclusión en el mundo comercial.
“Toda persona que quiera trabajar no debe echarse para atrás, hay que salir adelante con nuestras fuerzas”, menciona Teodolinda, quien vive agradecida por las capacitaciones que recibe para implementar su pequeño negocio.
Con actitud positiva, perseverancia y una sonrisa, la emprendedora Teodolinda vive sus días dispuesta a luchar por sus sueños, convirtiéndose en un claro ejemplo de que nunca es tarde para volver a empezar.
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