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[OPINIÓN] José Luis Gil: Camino a la barbarie
Por lo menos en los últimos 12 meses ya son 10 alcaldes de Lima y Callao los que han sido amenazados por el crimen organizado.
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Los políticos de nuestros tiempos en Perú y Sudamérica están en peligro de perder la vida, pero no son sus contrincantes ideológicos y políticos los que atacan sus existencias, sino, la “marea negra” de la criminalidad local o transnacional.
Entre las diversas razones que podemos esgrimir para explicar este fenómeno está el hecho de que los políticos se conviertan en un obstáculo para el crimen cuando “ofrecen” luchar contra ellos, y también, por qué no, la necesidad de estos de “preñar” el sistema político para frenar los intentos de atacarlos desde las leyes y desde las decisiones enérgicas de los estados, como lo hace hoy el presidente Nayib Bukele en El Salvador y Daniel Noboa de Ecuador.
Solo en México entre 2023 y el presente año han sido asesinados 28 candidatos o políticos según el portal El Financiero, quienes analizaron que Morena ha perdido hasta la fecha 9 candidatos, el Partido Acción Nacional (PAN), 6; Movimiento Ciudadano, 3; el Partido Revolucionario Institucional (PRI) 4; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido del Trabajo, 2 cada uno; el Partido Verde Ecologista de México, y Partido Encuentro Social (PES) 1. Lo mismo viene sucediendo en Ecuador con el asesinato el año pasado del candidato presidencial Fernando Villavicencio y la joven alcaldesa Brigitte García, de 26 años.
En el Perú no estamos lejos de esta tragedia. Por lo menos en los últimos 12 meses ya son 10 alcaldes de Lima y Callao los que han sido amenazados por el crimen organizado, entre ellos el alcalde Jesús Maldonado de SJL, Malca Schnaiderman de Lince, Olimpo Alegría de Santa Anita (su teniente alcalde Jhon Velarde fue acribillado por sicarios), Diego Uceda de La Molina, Fernando Velazco de Chorrillos, Hernán Sifuentes de SMP, Rodolfo Adrianzén de La Perla-Callao, Rubén Cano de La Victoria, Pedro Rosario del Rímac.
Las estadísticas en provincias no deben ser mejores, aunque el manto del silencio provocado por el temor de las autoridades en algunos casos trata de cubrirlos. Las autoridades están en peligro y aún no tomamos consciencia de esto.
Los criminales vienen por el “dinero fresco o circulante” del 75% de informales o emprendedores (PEA ocupada), que son millones de peruanos. Si los políticos se van a convertir en un “problema” en su camino, no tendrán más remedio que “acabar” con ellos y así tomar el control político para facilitar sus actividades. México es el peor ejemplo de esto cuando vemos que ya son varios estados tomados por el narco y el fenómeno no tiene cuando parar.
Los peruanos necesitamos que los políticos hagan una tregua por la seguridad frente a esta amenaza flagrante a la seguridad interna del país. Necesitamos estrategias claras, y pensar fuera de la “caja” para conjurar este fenómeno que traerá páginas oscuras en la historia futura. ¡Sí se puede!
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