En estos días difíciles, el país le pide a gritos a la presidenta: que frene la criminalidad, que combata la delincuencia, que cambie de ministros, que haga algo; pero, soberbia ella, no quiere escuchar.
“A palabras necias, oídos sordos”, ha gritado ayer toda necia la mandataria, que ha insistido en defender a su indefendible ministro del Interior y en justificar ese abrazo que le dio en medio de los cuestionamientos en su contra. Dina Boluarte no quiere que la critiquen.
“Hasta critican cuando abrazo con corazón a los ministros que hacen buen trabajo. Esta es la presidenta que así agradece a sus ministros con cariño sincero y no hipócrita”, dijo la jefa de Estado, sorda ante el pedido nacional de que Juan José Santiváñez deje el cargo.
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Su ministro ha vuelto a ser involucrado en nuevos audios en los que desliza que el Gobierno habría favorecido la fuga del prófugo Vladimir Cerrón y que un vehículo presidencial habría sido utilizado para ayudar a que el sentenciado dueño de Perú Libre escape a Pisco.
En una actividad pública en San Martín de Porres, la presidenta llamó al diálogo nacional para resolver los problemas que aquejan al país, de los que se eximió de toda culpa.
“Los problemas de la patria no los genera esta presidenta, vienen de años atrás no atendidos. Nosotros los estamos atendiendo. Vamos a seguir avanzando, mejorando, nada nos va a detener, no vamos a escuchar. Hay un dicho que dice: a palabras necias, oídos sordos. Eso es lo que hacemos desde el Gobierno”, indicó la mandataria.
Boluarte también defendió las cinco largas horas de su mensaje presidencial. “Nos criticaron mucho el 28 de julio por las cinco horas, y era poco en el Mensaje a la Nación de todo lo que habíamos hecho; solo dijimos lo más importante. Quizá nos hubiéramos quedado más de 24 horas. Entendí el cansancio de los congresistas”, dijo.
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