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Carlos Añaños: “Yo estoy desprendido. Mi sueño es el Perú”
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¿Cómo salir de la polarización peruana?
Veo con mucha tristeza lo que está pasando. Lo importante es empezar a conocer el Perú profundo. Muchos hablan de reducir las brechas, pero no han salido un metro de Lima. Yo siempre hablo de los pueblos invisibles. Son casi 3 mil municipios que tienen entre mil y 5 mil personas. El otro día recibimos a gente del municipio de Llochegua, en Huanta. Fueron 10 alcaldes que viajaron 25 horas encima de un camión para llegar. Uno se puso a llorar. Nadie los escucha. ¿Qué se puede hacer con S/1,475 en un municipio de 3 mil personas? Y les dije (habla en quechua): “¿Cómo están, mis queridos paisanos? Hoy estoy contento de escucharlos”. Hicimos una conexión importante. Yo quiero hablar en nombre de esos 3 mil municipios que son cerca de 8 millones de personas, en nombre de los invisibles. Con S/1,475 no van a poder hacer obras de saneamiento ni pistas. Alguien se tiene que preocupar por ellos. Y esas polaridades que vemos se alimentan de esos sesgos que no queremos ver desde Lima. Dina es la oportunidad de oro perdida.
¿La descentralización no funcionó?
El proceso de descentralización no funciona. Muchos gobernadores y alcaldes viven y tienen oficinas en Lima. ¿Y por qué? Porque el sistema no funciona. El Ejecutivo tiene poder para dosificar obras según el apoyo de las provincias. Es un cuello de botella. Yo hablo con alcaldes que llaman a los ministerios. Ni les toman la llamada.
¿Habla con Wilfredo Oscorima? Tiene casas en San Isidro. ¿Y cómo está su región en contraste?
Conozco a Oscorima. No hablo con él hace tiempo. Esperemos que la justicia haga su trabajo.
¿Cómo rediseñaría el Estado?
El presupuesto está basado en la territorialidad. Pero lo que debería ser el Estado son dos cosas: dar vida digna y respeto. Respeto, porque puedas caminar en la calle y no te asalten, porque no te secuestran y no haya impunidad, porque nuestra policía nos tiene que cuidar. Y vida digna basada en el Índice de Desarrollo Humano que mide de 0 a 1 en salud, educación y dinero. ¿Qué pasa si cortas la mitad y dices ‘hacemos un cambio en el enfoque presupuestario de todos estos pueblos que tienen menos de 0.5 en su Índice de Desarrollo Humano? Sería un proceso de transformación de abajo hacia arriba. Porque no es lo mismo tener un presupuesto para Ayacucho que tener un presupuesto para las necesidades de los ayacuchanos. Las autoridades hacen plazas de toros y palacios municipales, cosas que probablemente les dan aplausos y votos, pero la gente necesita vida digna y respeto.
¿Y la ejecución del presupuesto? Propone una transversalización para la regionalización.
Por ejemplo, seguridad ciudadana. Cuando hablamos de transversalizar, es que todos los entes trabajen en un solo concepto. Policía Nacional, bomberos, municipios, los diferentes serenazgos, los gobiernos regionales… Todos unidos. Porque ahora cada cual va por su lado, son islas; por eso no funcionan. No es lo mismo comprar una plataforma para toda Lima que una para cada municipio con tecnologías diferentes que no se integran. Eso es transversalización: una solución de inicio a fin, toda la cadena. En Ayacucho pusimos un aplicativo para que todos los ciudadanos puedan denunciar los crímenes, con base en la guardia pretoriana de los Incas que todo lo escuchan y todo lo ven. Yo le decía al alcalde: “En vez de comprar 50 cámaras, ¿por qué no empoderas a los millones de usuarios de smartphones y los integras al sistema?”. El Estado está agotado tratando de cuidar a las personas.
¿Y el Plan de Control Territorial de Bukele?
En términos de seguridad ciudadana, creo que ha hecho un buen trabajo. Y está siendo querido por muchas personas. Pero yo quiero hablar más de Perú. El Perú necesita un concepto de seguridad. Porque, si no tenemos seguridad, no vamos a invitar a turistas, no vamos a prosperar y esto no funciona. En Ayacucho, hemos pasado de 56 mil turistas a 300 mil turistas. Pasamos de tres vuelos por semana a siete vuelos diarios. Logramos que el dinamismo del turismo sea gigantesco. Lamentablemente, con la pandemia todo cambió. Hoy, somos el cuarto departamento con más optimismo para recobrar el volumen prepandemia.
Propone la subasta invertida.
Se usa en otros países. En vez de licitación en sobre cerrado, transparentan el proceso. El Estado dice ‘voy a comprar un millón de lapiceros’, y las empresas pujan a la baja sin que el otro se entere. Hay trazabilidad. Y no siempre lo más barato es lo mejor. El que hizo el cambio fue Ollanta Humala. Que se compre lo más barato, dijo, y se agregó un asterisco, y luego vinieron las adendas. Es escandalosa la cantidad de obras que no se terminan, más de 2,500 paralizadas. En España se compra el medio perfecto. Nombran a dos: el ganador y el accesitario. Cuando pasa el límite de adendas, la supervisora echa al constructor y pone al accesitario.
“HAY QUE HACER UN CAMBIO RADICAL”
Usted se enfrentó a Sendero. Pero ahora le han dicho “soñador”…
Sí. Los emprendedores somos valientes, atrevidos, guerreros y con una dosis de inconsciencia. ¿A cuántos locos se les ocurre hacer empresa? Hacer política es lo que hago hace ocho años. Si querer a mi país y ayudar incondicionalmente es hacer política, estoy haciendo política. Trabajando silenciosamente y sin sacar en cara lo que hago. Ayudar a poner en valor Ayacucho. Yo solo soy afiliado, no candidato. Creo en la democracia, debe haber internas. No creo en caudillos ni salvadores. Creo en el equipo. En crear cuadros sólidos de gente comprometida y profesional que trabaje incondicionalmente y no venga a robar. Yo estoy absolutamente desprendido. Mi único sueño es el Perú, no es Carlos Añaños. Carlos Añaños tiene que pasar a un segundo plano. Trabajemos por esta bella nación incondicionalmente. Yo estoy dispuesto a ayudar a un candidato que cumpla con nuestros mínimos exigentes. A quien tenga la opción y a quien pueda hacer lo mejor para el país.
No descarta alianzas.
Estoy conversando. Hay que escuchar. Es momento de tender puentes, reencontrarnos y reconciliarnos. No podemos siempre estar peleados, insultándonos. No va a llevarnos a nada. La polarización hace daño. Pongamos al Perú por encima de nuestros intereses.
Hay quienes dicen ‘Añaños es muy suave’.
Mi padre me enseñó una frase muy profunda. Tener carácter no quiere decir tener mal carácter. Muchos creen que el que grita y se pone ‘faite’ es el machito. No. Más bien, esos gritones tienen una debilidad interna que no pueden controlar. No pueden controlarse y se protegen insultando, se cobijan en la matonería y el insulto. Yo no necesito gritar para decir ‘no’. Yo ya perdí dos veces todo: con el terrorismo y con el chavismo en Venezuela. No quiero perderlo de nuevo. A mí nadie me va a enseñar de comunismo ni socialismo. No me van a decir que soy corrupto, vago, incapaz, incompetente, ladrón. No.
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“Antauro intenta capitalizar nuestra fragilidad interna”
¿Cómo lidiar con los radicales?
Los radicales apelan a una emoción acogida por gente indignada. No podemos ser tolerantes con los delincuentes ni los corruptos. Es un escándalo que paguemos US$16 mil millones al año para estar mal.
¿Cómo llevar el mensaje al Perú?
A Luis Carranza le preguntaron ‘¿qué hicieron para crecer 8%?’. Dijo: ‘Nada, los dejamos trabajar’. El círculo virtuoso de la confianza debe crecer. Luis Carranza ha ofrecido apoyarnos. Julia Príncipe es nuestra dama de hierro.
¿Qué piensa de la inscripción de Fujimori y los coqueteos del alcalde de Lima con una candidatura?
Todos son libres de hacerlo. Lo de López Aliaga es una decisión personal. Todavía tiene dos años. No puedo decidir por él. Yo hablo sin anestesia. Pongo el dedo en la llaga. Hay que hacer un cambio radical. ¿La corrupción merece un cambio pequeño? Hay que ser firme contra la corrupción y la inseguridad. Si eso es radical, pues por ese lado, sí, por la firmeza.
¿Con quién no haría una alianza? ¿Qué piensa de Antauro?
No haría una alianza con extremistas. Él intenta capitalizar nuestra fragilidad interna.
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