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Franco Olcese: “Los candidatos actúan con demagogia”
El investigador Franco Olcese da un panorama de los planes de Gobierno y las propuestas de las personas que aspiran a dirigir los destinos de nuestro país. ¿La gente quiere realmente un cambio de la Constitución? Un estudio del centro Wiñaq tiene conclusiones reveladoras.
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El investigador Franco Olcese da un panorama de los planes de Gobierno y las propuestas de las personas que aspiran a dirigir los destinos de nuestro país. ¿La gente quiere realmente un cambio de la Constitución? Un estudio del centro Wiñaq tiene conclusiones reveladoras.
Martín Vizcarra se puso la vacuna contra el COVID-19 de manera clandestina y dijo que había sido parte de los ensayos clínicos. ¿Cómo ves esta situación?
Desde el punto de vista objetivo, no es tan grave si se puso o no la vacuna, no impacta a todo un país. Vizcarra había logrado construir un personaje en función a varios actos simbólicos más que a través de una buena gestión. Esta ha sido bastante mala, pero la aprobación que había ganado fue en base a los gestos que él comunicaba. Esto es un gesto también, que probablemente le vaya a hacer mucho daño en la caracterización ética que ha logrado. Las etiquetas que se pueden colocar allí de egoísta y estereotipos que se pueden ajustar a la situación podrían ser nocivos para él.
¿Impactará en su popularidad?
Hay dos interpretaciones. Es poco impactante para la gente que ya lo seguía; a la que es muy acérrima no le va a generar mayor impacto. Pero esto es muy negativo para él y puede que le cueste algunos puntos. Y desde el punto de vista que Somos Perú depende de Vizcarra, esto podría hacer que no pasen la valla electoral.
Vizcarra hace campaña a nivel nacional para ayudar a Salaverry. ¿Funcionará?
Esa campaña por ahora no está teniendo el éxito que él esperaría. En su publicidad está primero el nombre de Vizcarra y por debajo el de Salaverry. Vemos que en otros países se ha usado esa figura de la imagen de alguien que no postula a la presidencial para jalar una lista electoral. Pero hasta el momento no está funcionando.
¿La pandemia ha mandado a un segundo plano la campaña electoral?
Más que un segundo plano, la campaña se ha tenido que relacionar con la pandemia. El hecho que estemos en una situación tan crítica hace que las campañas y las propuestas estén más pensadas en un corto plazo porque las preocupaciones de las personas están en ‘si me contagio mañana’, ‘si los hospitales van a estar disponibles la próxima semana’, ‘si voy a tener un trabajo el siguiente mes’. Lamentablemente esta situación es un caldo de cultivo para propuestas populistas. El gran reto que tiene el próximo gobierno se encuentra en reactivar la economía, en recuperar todo lo que se ha perdido y evitar que la enfermedad cobre tantas vidas.
¿Los planes de gobierno ofrecen objetivos a largo plazo?
Hay algunas ideas que están apuntando hacia la reactivación, pero hay más malas ideas que buenas. Hay muchas iniciativas estatistas. Lescano está ofreciendo eliminar la educación privada y que quede solamente la educación pública. También se está pensando en repartir bonos por dos años, pero no se está pensando en qué tan sostenible es eso. Se está entrando en la demagogia de ‘vamos a pagar esto con el dinero de los ricos’; o con el dinero de las exoneraciones (tributarias)cuando vemos que las principales exoneraciones son de los productos agrícolas o las ventas en zonas selváticas o hay un monto importante de exoneraciones relacionadas a los libros. Las exoneraciones a las grandes empresas no son grandes. El impuesto a la riqueza puede sonar bien de manera populista, pero en ningún país del mundo se ha alcanzado el 2% del PBI. Ofrecen promesas demasiadas caras para ser pagadas con este tipo de iniciativas. Los candidatos están actuando con una demagogia que no es sostenible ni real.
¿Los ciudadanos entienden que esto es demagogia?
No hay un análisis real si esto es demagogia o no. Cuando estos candidatos prometen esto, los medios de comunicación en general no hacen repreguntas, no son muy incisivos en estos temas. Esperamos que en el debate electoral de CADE, y otros espacios, sí se pueda profundizar porque el electorado merece saber que si le están prometiendo algo, por lo menos (los candidatos) digan cómo van a pagarlo, cómo hacerlo realidad. Ya hemos visto muchas veces a políticos que hablan cosas que no van a cumplir.
Algunos también ofrecen cambio de Constitución.
Los espacios de izquierda buscan cambiar la Constitución hace muchos años. Ellos están muy enfocados en el tema de cambiar el capítulo económico. Lo que ha variado ahora es que los espacios de centro también se han sumado a ese deseo de una asamblea constituyente.
¿Por qué ha pasado esto?
Es una mala lectura de los partidos de centro. Han salido algunas encuestas que dicen que la mayoría de la población quiere un cambio constitucional, pero nosotros creemos –después de haber hecho un focus group– que la gente realmente quiere un cambio, pero no importa si es a través de una nueva Constitución o reformas constitucionales. Cuando se le preguntaba a la gente si quiere una nueva Constitución, la mayoría se iba por una nueva Constitución, pero cuando se le daba a la gente más opciones, por ejemplo hacer reformas vía referéndum o que el Congreso haga reformas a la Constitución, esos cambios grises o moderados eran más populares de lo que era una asamblea constituyente. Cuando le das toda la gama de opciones a las personas, la opción de asamblea constituyente pasa de 56% a 21%. Los partidos de centro están leyendo mal y entran en una situación que no van a poder controlar.
¿Y qué hacen los partidos de derecha?
El gran reto que tienen los espacios de derecha es proponer este cambio sin caer en la asamblea constituyente. Mantener el estatus quo es insostenible. Un candidato que diga que mantendrá las cosas como están es poco probable que tenga éxito.
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