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Las más memorables frases del ilustre Javier Pérez de Cuéllar
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El ilustre político y diplomático peruano, Javier Felipe Ricardo Pérez de Cuéllar de la Guerra, falleció en su casa a la edad de 100 años, tras una vida dedicada al servicio no solo a nuestro país, sino del mundo entero.
Asumió el cargo de Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en diciembre de 1981 y fue reelegido en 1986. Con ese cargo mantuvo un incansable trabajo por buscar la paz mundial, a través de diálogos y entrevistas con diversos presidentes y líderes.
“Hoy, el apocalipsis ha dejado de ser una mera referencia bíblica para convertirse en una posibilidad muy real. Nunca antes en el acontecer humano se nos había colocado tan al límite, entre la catástrofe y la supervivencia”. 8 de junio de 1982.
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Bajo el cargo de Secretario General de la ONU, utilizó hábilmente la diplomacia para lograr el alto al fuego, que puso fin a la Guerra entre Irán e Irak. Además de negociar el fin de las hostilidades en la guerra del Golfo Pérsico.
Además, logró la liberación de los rehenes occidentales secuestrados por el grupo islámico Hezbolá en Líbano, y la paz entre el gobierno y la guerrilla de El Salvador.
“No creo que se pueda decir que la naturaleza del hombre es agresiva, al punto de tener una necesidad por la guerra, porque hay un problema fundamental que está en el origen de la mayor parte de los conflictos: el subdesarrollo económico y social. Además, ningún país donde hoy se encuentran los focos de tensión tiene una verdadera democracia. O sea que el desarrollo y la democracia están sumamente vinculados y, si se complementan bien, producen la paz”. 4 de setiembre de 1999.
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Incluso, durante su dirección, las fuerzas de paz de ONU fueron distinguidas con el premio Nobel de la Paz correspondiente a 1988, siendo este uno de los hitos que demostraron la revitalización del prestigio de las Naciones Unidas, que en aquellos tiempos pudo llevar a feliz culminación negociaciones en graves y largos conflictos en diferentes partes del mundo.
“Lo fundamental para ser secretario general de la ONU es la imparcialidad, inclusive respecto de su propio gobierno. En la invasión de las Malvinas, el presidente Belaunde nunca me pidió nada, le habían dicho que el secretario general tenía que ser independiente y así lo fui, pese a que como peruano yo tenía mucha simpatía con los argentinos, mi corazón estaba con los argentinos. La carta de la ONU prohíbe el uso de la fuerza y los argentinos habían hecho exactamente todo lo contrario”. 12 noviembre de 2012.
Pero su vocación de servicio empezó en el Perú, país al que siempre mantuvo a la vista y para el cual nunca dejó de servir. Es por eso que en 1995, decidió participar de las elecciones presidenciales que finalmente acabaría perdiendo frente a Alberto Fujimori, quien fue reelegido.
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Esa campaña electoral lo marcaría para siempre pues, tras su recorrido por todo el país, reconoció que de los grandes problemas que afectaban a todos los peruanos, la desigualdad y la corrupción eran los más graves.
“Desde muy joven he viajado por el país. Recuerdo que antes de los 20 viajé a La Paz. Tomé un barco hacia Arequipa y me fui por tierra a través de Cusco y Puno. Y del norte conocí Trujillo, Áncash y otras zonas. Obviamente, la campaña me llevó a conocer mejor el país, porque una cosa es pasear como turista y otra como político. Los pueblos, lamentablemente, siguen pidiendo lo mismo. Si se quiere, el país solo cambió de manera superficial. Recuerdo haber visitado colegios vacíos, desproporcionados con el tamaño de la población escolar y se decía que la construcción se había hecho así porque no se qué ministro tenía no se qué negocios”. 17 de setiembre de 2001
Fundador del Unidos Por el Perú, Pérez de Cuéllar siempre se consideró como un político imparcial y de centro, pues “desde los 10 años, cuando vi la caída del régimen de Augusto Leguía, tuve una idea que con el tiempo se convirtió en una convicción: ser un hombre de centro. Creo en las personas que apuestan por enfrentar los problemas del Perú con serenidad y no con base en posiciones extremas”. 17 de setiembre de 2001.
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Pese a haber perdido las elecciones presidenciales, su movimiento político se mantuvo hasta la actualidad, pero ya había perdido la esencia que el propio Pérez de Cuéllar le inyectó en su momento.
“Ha desaparecido... Lo lamento, porque lo creé; pero me felicito, porque ya no me representa. Era, como suele ser en el país, un movimiento que giraba en torno de una persona y no de una posición ideológica”. 17 de setiembre de 2001.
Posteriormente fue convocado en noviembre del año 2000 por el presidente Valentín Paniagua para presidir el Consejo de Ministros del Gobierno de Transición, cargo que aceptó y ejerció con 81 años de edad hasta julio del 2001, junto con el Ministerio de Relaciones Exteriores.
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“Los partidos políticos deben decir cuáles son las necesidades del país y plantear soluciones, pero hay corrupción. Es un penoso tema moral. La distribución de la riqueza de un país tan rico como el nuestro, con el fin de que cada vez haya menos pobres, es una tarea muy grande, que requiere honradez y transparencia. La política es importante; la politiquería, no. Daña al país porque lo divide”. 5 de octubre de 2013
Aliancista de corazón y como buen amante del fútbol de peruano de antaño, sufrió como todos la ausencia de la selección peruana en las participaciones mundialistas por tanto tiempo.
“De joven he sido hincha de Alianza Lima, tenía admiración por Alejandro Villanueva, el ‘Mago’ Valdivieso. Me gusta el fútbol, jugué alguna vez en el colegio. Y siempre hemos sufrido o renegado con la selección peruana, tal vez no expresábamos lo que sentíamos, pero dentro de mi casa sí nos ponemos furiosos cuando pierde la selección. No se puede ser peruano sin ser un poco futbolista”. 2 de enero de 2013.
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Con información de El Comercio.
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