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[OPINIÓN] Camila Bozzo: Sin salidas claras a la crisis
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Ante su visible acorralamiento por el avance de las investigaciones fiscales, el presidente Castillo ha optado por la coartada de la victimización y del clientelismo en búsqueda del apoyo de ciertos sectores con capacidad de movilización.
Sus recientes apariciones mediáticas, y las de sus ministros, nos permiten anticipar que se aferrará al cargo hasta llegar al borde del abismo y que no tendrá reparos en desempolvar la retórica populista y divisoria de campaña.
Si el presidente no va a renunciar, ¿cómo vamos a salir, entonces, del entrampamiento actual? Todo parece indicar que las calles no se encenderán. La profunda polarización y la ausencia de alternativas políticas viables desmovilizan (según la última encuesta del IEP, para el 47% de peruanos la situación del país sería igual o peor ante un adelanto de elecciones). ¿Para qué marcho por la interrupción del mandato presidencial o por un adelanto de elecciones si no hay recambios decentes?, parece pensar un sector importante de la población.
Las investigaciones fiscales, por su parte, tomarán un tiempo prolongado (los casos menos complejos podrían tomar como mínimo seis meses) y llegará un punto en el que no podrán seguir avanzando por la disposición constitucional que impide que un presidente en funciones sea acusado.
La salida a la crisis es, entonces, política y recae en el Congreso. Sin embargo, este Legislativo ya demostró que puede convivir sin remordimiento en medio de este equilibrio precario, mientras mira de soslayo cómo el aluvión de indicios de corrupción arrastra al presidente y a su círculo cercano.
Al parecer, solo la revelación de pruebas contundentes que impliquen directamente al presidente en actos de corrupción podría ejercer suficiente presión como para que el Congreso deje de rehuirle a su rol de control político.
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