La promesa del streaming y los youtubers peruanos anunciaba voces frescas, interacciones espontáneas, temas novedosos y ángulos desatendidos por los medios tradicionales. La realidad, sin embargo, dista mucho de eso. Lo que prolifera en el streaming local son los insultos, la cacofonía juvenil, el ombliguismo autocomplaciente y las fake news. Los temas son los mismos de la televisión abierta, pero sazonados con la ignorancia contestataria que solo la juventud puede celebrar, como un segmento noticioso de Hablando huevadas.
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Visto a la distancia, lo del streaming recuerda a la promesa de los blogs, allá por el 2006. Bitácoras digitales que también se anunciaban como el lado b de la gran prensa, pero que terminaron siendo el pie de página de lo ya escrito. Ninguna idea nueva ni ángulo novedoso; solo resúmenes de lo que salía en los diarios. Y, a pesar de ello, los medios tradicionales celebraron aquel nuevo fenómeno que fagocitaba sus ventas, como quien compra la soga con la que lo van a ahorcar.
Los “nuevos medios” son solo un cambio tecnológico. Es pasar del tonto con teleprompter al tonto con streaming. Dan el resumen del día anterior, hacen eco de la TV y añaden chongo monse. Con el añadido de los insultos, los ataques personales y un discurso paradójicamente anti prensa tradicional. 'Pitucos marrones', por ejemplo, se encarga de glosar todas las noticias de la agenda diaria, pero permeadas bajo la pantonera justiciera. Para sus conductores, todos los problemas del país se explican desde lo racial, el privilegio blanco y la discriminación. Este es un discurso tan reduccionista y burdo como peligroso si se considera que con eso se informan los jóvenes que votarán por primera vez en 2026.
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