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Hay medidas que permiten retrasar la aparición de la artritis o reducir su riesgo
La prevención y el control oportuno de esta enfermedad evitan el daño articular irreversible, señala el doctor Oscar Chigne.
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En cualquier etapa de nuestra vida es importante prevenir la artritis. “La prevención y control de la artritis evita daño articular irreversible, deformidades y discapacidad, con impacto económico negativo en términos de atención médica, fármacos y productividad laboral”, dice el Dr. Oscar Chigne, reumatólogo de la Clínica Ricardo Palma.
Sostiene que el cuidado de las articulaciones con estilos de vida saludables tiene efectos en el bienestar general en la salud cardiovascular, pulmonar, inmunológica y mental.
¿Mojarse en invierno o la humedad generan artritis? “La exposición a un clima frío no origina un cuadro de artritis, pero puede perjudicar a las personas con artritis preexistente, recrudeciendo el dolor articular y muscular, disminuyendo su nivel de actividad física y, consecuentemente, afectando las articulaciones y músculos”, añade el especialista.
En ese contexto recomienda siempre evaluar junto con el reumatólogo las diversas estrategias más convenientes de tratamiento y control, manteniendo en lo posible una actitud positiva y proactiva ante aspectos de dolor crónico y muchas veces limitación funcional asociada.
Seguir de forma regular las pautas de medicación, terapia física y autocuidado.
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Preguntas adicionales
¿A qué segmento de personas ataca mayormente?
La artritis puede atacar a todos los grupos de edad, aunque algunos están en mayor riesgo:
La osteoartritis se presenta de manera más frecuente a medida que avanza la edad.
La artritis reumatoide afecta principalmente a adultos jóvenes y de mediana edad, preferentemente mujeres.
La artritis juvenil afecta a niños y adolescentes.
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La artritis psoriática se manifiesta mayormente entre los 30 a 50 años y es acompañada por psoriasis, una enfermedad de la piel.
La artritis gotosa afecta principalmente a hombres.
La espondilitis axial usualmente afecta a adultos jóvenes o de mediana edad.
La artritis por lupus afecta a menudo a mujeres en edad fértil.
La artritis infecciosa puede presentarse en cualquier edad, aunque es más frecuente en personas con antecedentes de trauma, cirugía articular preexistente o sistemas inmunológicos debilitados o inmaduros (p.ej. niños pequeños o adultos mayores, enfermedades crónicas como diabetes mellitus, VIH, insuficiencia renal, lupus o artritis reumatoide, entre otros).
¿Cómo saber si una persona es afectada por esta condición?
Mediante la identificación de los síntomas ya expuestos, así como las recomendaciones del médico para una adecuada clarificación diagnóstica y de tratamiento.
¿Se cura esta enfermedad?
Aunque no existe una cura definitiva para la artritis, hay diversas estrategias de tratamiento que permiten controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida: medidas farmacológicas (como analgésicos, antiinflamatorios y fármacos inmunosupresores); medidas no farmacológicas (estilos de vida saludable, terapia física, terapia complementaria como acupuntura o meditación); medidas quirúrgicas que permiten reparar o reemplazar articulaciones dañadas.
¿Qué especialista realiza el tratamiento?
El reumatólogo es el médico encargado del tratamiento de la artritis, pues se especializa en enfermedades autoinmunes sistémicas y del aparato locomotor que afectan articulaciones, músculos y huesos.
Además de los reumatólogos, el equipo de atención médica para la artritis puede incluir especialistas como:
Medicina física: ayuda en la mejoría funcional de las articulaciones afectadas.
Cirujano ortopedista: para el tratamiento quirúrgico de una articulación dañada.
Especialista en dolor: manejo del dolor crónico.
Nutrición: orientación sobre dieta y nutrición.
Médico de atención primaria: usualmente el primer punto de contacto con el paciente, resolviendo con eficacia muchos problemas comunes del aparato locomotor, derivando al reumatólogo si la situación lo requiere.
¿Qué cuidados debe tener una persona que padece artritis?
Mantener un estado de vida saludable, controlando un peso adecuado, practicando rutinas de postura que no fatiguen o sobrecarguen el aparato locomotor en las diversas actividades, ya sea de pie, sentado o en movimiento.
Pueden realizar ejercicios diarios de estiramiento, amplitud de movimiento y fortalecimiento gradual, considerando ejercicios aeróbicos de bajo impacto como caminata, ciclismo o natación.
¿Son convenientes las pomadas o ungüentos?
Las medicinas tópicas, preferentemente de propiedades antiinflamatorias, son actualmente reconocidas y recomendadas por la comunidad médica, sobre todo a través de guías internacionales para el manejo de osteoartritis, siendo una opción inicial de tratamiento sintomático en artrosis de manos y rodillas, con un moderado efecto en el alivio de dolor, pero siendo muy seguros en su uso.
Son una buena opción mayormente en los adultos mayores, pues muchos de ellos no pueden tolerar antiinflamatorios orales o presentan problemas cardiovasculares o renales.
Diferencia entre artritis y artrosis
Aunque ambos afectan las articulaciones, son condiciones diferentes:
La artritis, en sus diferentes variedades (reumatoide, infecciosa, psoriática, entre otras) es causada por un proceso inflamatorio en la articulación, con exceso de líquido sinovial debido al daño producido por la membrana sinovial, tejido que recubre el interior de las articulaciones, provocando inflamación y daño articular con el tiempo.
La osteoartritis es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago, la almohadilla que está entre los huesos de la articulación, deteriorándose con el tiempo y dañando también el hueso subyacente, causando dolor, rigidez y limitación funcional.
La artritis puede ser muy perjudicial, dejando secuelas importantes a nivel articular e incluso en otros órganos nobles más allá del aparato locomotor (sobre todo en las artritis de origen autoinmune), requiriendo tratamientos enfocados al tipo de artritis identificado.
La osteoartritis es de mejor pronóstico, pues se limita a la articulación, sin condicionar daño sistémico. Aunque no hay tratamiento curativo, se recurre a medidas terapéuticas para mejorar el dolor y la limitación funcional, sea con uso de analgésicos y antiinflamatorios, o aplicando medidas no farmacológicas como mantener un peso adecuado, fisioterapia y ejercicios de bajo impacto.
A veces se requieren medidas invasivas de manejo como infiltraciones o cirugías correctivas y prótesis en casos extremos.
Actualmente existen ciertos medicamentos llamados condroprotectores (como la glucosamina y el condroitín sulfato) cuyas propiedades son de modificar lentamente los síntomas de la artrosis de manera independiente a otras opciones terapéuticas.
Si bien su uso es limitado y controversial según diversas guías de tratamiento internacionales, no se desestima como alternativa de manejo, sobre todo en osteoartritis de mano, rodillas y cadera.
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