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Durante el primer semestre del año solo se realizaron 139 trasplantes de córnea en el Perú
La OMS estima que las cicatrices o perforaciones de la córnea pueden resolverse exitosamente mediante un trasplante en el 80% de los casos.
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Si bien un donante de órganos puede llegar a salvar hasta ocho vidas, cada donador de tejidos (huesos, cartílagos, piel, córneas, entre otros) podría ayudar a más de 75 pacientes. En nuestro país, el tejido más demandado son las córneas. Según el Ministerio de Salud (Minsa), hasta julio, aún existían 5,034 personas que requerían un trasplante de este tipo.
“La córnea es un lente natural transparente que posee el ojo y que nos permite ver con claridad. Cuando hay algún problema en esta —ya sea por una cicatriz, traumatismo, infección, inflamación, úlcera corneal o enfermedad hereditaria—, se vuelve opaca y causa una pérdida de visión, por lo que se debe reemplazar por otra sana”, señala el Dr. Rubén Berrospi Salcedo, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión, institución que supera los estándares de calidad al contar con niveles de satisfacción muy superiores a los de otras clínicas, según el promedio establecido en el informe de marcas 2021 de Arellano Consultoría.
Las listas tan largas de pacientes que requieren este trasplante se deben a la deficiencia en el número de córneas donantes. De hecho, según Reniec, solo el 13.4% de los peruanos mayores de 18 años aceptan ser donadores de órganos o tejidos en su DNI. Por eso, uno de los grandes retos es incentivar la conciencia de donación en Latinoamérica, pues la idiosincrasia y resistencia cultural de cada país ocasionan el desconocimiento sobre estos temas. Inclusive, el Perú se ve en la necesidad de importar córneas del extranjero para poder cubrir la cantidad de trasplantes que se necesitan.
“Las legislaciones causan que, independientemente de que un paciente quiera ser un donante, sea la familia quien tenga la última palabra; y, en el instante en que una persona fallece, es complejo que un médico capacitado les explique a los parientes que, con su ayuda, alguien más podría recuperar su visión. En ese momento, a muchos, les cuesta entender y aceptar el impacto que podrían tener en la calidad de vida de otro ser humano. Otros piensan que, al donar una córnea, se genera una alteración visible en los rasgos faciales del fallecido, cuando no hay nada más lejano de la realidad, pues se extrae el tejido con una técnica definida, la cual evita cualquier tipo de alteración visible”, comenta.
Otro de los desafíos por afrontar es la conservación de la córnea, desde la extracción hasta la nueva implantación. Al ser un tejido perecible (es decir, que se daña si no es utilizado en un periodo de tiempo determinado), requiere de cuidados especiales.
“El tejido corneal se obtiene luego del fallecimiento, idealmente, dentro de las primeras 12 horas. Esto con la finalidad de tener un tejido viable para trasplante. Es un técnico altamente capacitado quien obtiene el tejido corneal y lo coloca en un medio de preservación especial, el cual debe estar refrigerado a una temperatura específica. También se deberá extraer una muestra de sangre del donante con el objetivo de estudiar el tejido obtenido para descartar cualquier enfermedad”, afirma el especialista de Oftálmica Clínica de la Visión.
De esta forma, todo donante pasa por estrictos controles microbiológicos y de laboratorio, para evitar cualquier riesgo de transmisión de enfermedades sanguíneas e infectocontagiosas. Asimismo, el líquido donde se preservan las corneas antes de ser trasplantadas elimina bacterias, hongos y virus, además de nutrir este tejido de lo necesario hasta poder realizar la operación.
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Todos podríamos ser donadores de córnea
Durante la primera mitad del año, en el Perú, se realizaron 350 trasplantes, de los cuales 139 fueron de córneas, siendo el segundo tejido con más intervenciones quirúrgicas. Esto se debe a que no se necesita compatibilidad sanguínea.
“Se parte de la premisa de que todos somos potenciales donantes de córnea. Esto se debe a que la córnea es un tejido inmunológicamente privilegiado, porque no posee vasos sanguíneos. Cuando se dona un órgano, como el corazón, debe haber compatibilidad, sino el cuerpo lo va a rechazar. Sin embargo, la córnea no tiene ese problema”, añade el Dr. Berrospi.
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