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Tumores cerebrales: ¿cómo detectarlos a tiempo y cómo evitarlos?
Un neurooncólogo del sistema sanitario mundial afirma que los tumores benignos y cancerosos pueden presentar los mismos síntomas, aunque los cancerosos son poco frecuentes.
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En vísperas del Día Mundial de los Tumores Cerebrales, un experto de la Cleveland Clinic insta a los pacientes a no ignorar los síntomas neurológicos prolongados o inexplicables, ya que pueden deberse a un tumor cerebral benigno o, mucho más raramente, a un tumor canceroso, en cuyo caso el diagnóstico y el tratamiento precoz pueden mejorar significativamente los resultados.
“La inmensa mayoría de los tumores cerebrales son benignos, pero los síntomas de los tumores benignos y cancerosos pueden ser exactamente los mismos”, afirma el neurooncólogo Mark Malkin de Cleveland Clinic. “Esto se debe a que los síntomas están causados por la presión que ejerce el tumor sobre el cerebro, así como por la localización del tumor y la parte del cuerpo controlada por esa porción del cerebro”.
Los síntomas causados por la presión pueden incluir cambios en el pensamiento, el estado de ánimo, el equilibrio, la visión, vómitos espontáneos o dolores de cabeza repentinos, dice el especialista. Los síntomas relacionados con la localización se producen, por ejemplo, cuando un tumor en el lóbulo frontal causa dificultades en las áreas que controla; como la atención, la concentración y la multitarea. Del mismo modo, un tumor en el cerebelo puede provocar dificultades de equilibrio, destreza o coordinación, entre otras.
“Cuando un paciente presenta síntomas neurológicos, los neurólogos suelen explorar tres factores principales para determinar los siguientes pasos”, dice el doctor Malkin. “En primer lugar, consideran si existe una lesión o si los síntomas del paciente no están relacionados con el sistema nervioso. A continuación, si hay una lesión, necesitan saber dónde está, lo que puede determinarse mediante un examen neurológico y exploraciones como un TAC y/o una resonancia magnética. Por último, querrán saber de qué tipo de lesión se trata, lo que se determina a partir de la exploración realizada, así como examinando los antecedentes y los síntomas del paciente, al tiempo que descartan otras lesiones como un absceso por una infección o un coágulo sanguíneo.”
Tipos de tumores
Existen más de 100 tipos de tumores cerebrales, pero para simplificar, se identifican tres tipos principales: tumores benignos primarios, tumores malignos primarios y tumores metastásicos, que se producen cuando las células cancerosas de otros órganos se extienden al cerebro a través de la sangre.
Los tumores cerebrales metastásicos son los más frecuentes de todos los tumores cerebrales, afirma el doctor Malkin. De ellos, la mayoría proceden de cánceres muy prevalentes, como el de pulmón y el de mama; o de cánceres más predispuestos a extenderse al cerebro, como los melanomas.
De los tumores cerebrales primarios benignos, los más frecuentes son los meningiomas, aunque el neurooncólogo señala que, técnicamente hablando, éstos se producen en las meninges -las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal- y no en el cerebro propiamente dicho. De estos meningiomas, alrededor del 85% son de crecimiento lento y generalmente benignos, añade. Suelen detectarse incidentalmente, por ejemplo, durante una exploración tras una lesión o accidente. Si los meningiomas no causan ningún síntoma, por lo general sólo se controlan mediante resonancias magnéticas en lugar de tratarlos, dice el doctor Malkin.
De los tumores cerebrales malignos primarios, los más frecuentes son los glioblastomas, que crecen muy deprisa, por lo que cuanto antes se traten, mejor.
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Tratamientos y novedades
Si algún tipo de tumor está causando síntomas debido a la presión o a su localización, el primer paso del tratamiento será extirpar quirúrgicamente la mayor parte posible de él de forma segura. El tejido extirpado se enviará a un laboratorio de patología para determinar si es maligno o benigno, primario o metastásico.
Si se determina que los tumores son malignos, los pacientes serán tratados mediante una combinación de radioterapia y quimioterapia, administrada esta última normalmente en forma de inyecciones intravenosas o pastillas. En el caso de tumores metastásicos, la radioterapia puede adoptar la forma de radiocirugía estereotáctica, que no es cirugía, sino una forma muy precisa de tratar un tumor con radioterapia para minimizar la exposición a la radiación del cerebro normal circundante.
El doctor Malkin añade que también se están desarrollando nuevos tratamientos más personalizados. “Muchos científicos están trabajando para identificar las mutaciones causantes del crecimiento de los tumores, de modo que puedan desarrollarse medicamentos dirigidos a esas mutaciones específicas. Los glioblastomas de dos pacientes pueden tener el mismo aspecto al microscopio, pero estar causados por diferentes mutaciones, por lo que, en última instancia, el tratamiento postoperatorio podría ser diferente para cada uno de ellos.”
Además, hay esperanzas en el horizonte de una vacuna contra el glioblastoma, que sería especialmente beneficiosa para los pacientes con riesgo de tumores cerebrales recurrentes, dice el especialista. Cleveland Clinic participa en los ensayos clínicos en curso de la vacuna SurVaxM, cuyos resultados iniciales de fase 2 son prometedores. El doctor Malkin explica que la vacuna ataca e inactiva una proteína llamada survivina, que se encuentra en la superficie del 80% de las células de glioblastoma y es necesaria para que éstas se multipliquen.
“Dados estos importantes avances en este campo, y teniendo en cuenta que menos del 1% de los tumores cerebrales son cancerosos, los pacientes no deben tener demasiado miedo de señalar cualquier síntoma inusual a sus médicos para que puedan evaluarlos lo antes posible”, concluye el neurooncólogo.
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