Demoledores

GDANSK, POLONIA.- No pecó de sobrado. Aunque algunos podrían decir que sí, Joachim Löw solo hizo lo que el enorme talento de su plantilla le permite, sobre todo ante rivales como Grecia. El DT germano dejó en el banco a sus tres atacantes titulares (Mario Gómez, Lukas Podolski y Thomas Müller) y revolucionó su ofensiva con el aire fresco de André Schurrle y Marcos Reus, dos sub 23 que ya piden sitio, y el hambre sin fin de un cazador que responde al nombre de Miroslav Klose.

Lo mejor de todo es que, con rostros nuevos, Alemania siguió siendo la misma máquina trituradora de carne. Ayer dio otra exhibición de verticalidad, velocidad y contundencia para golear 4-2 a Grecia, que hizo mucho con marcar dos tantos que nunca mereció.

Desde el primer minuto, Grecia aguantó sin saber cómo un verdadero vendaval teutón. Ozil gobernaba el juego y Reus, el hombre del Borussia Dortmund, era un cuchillo por la banda derecha.

Los helenos, con el chip de la Euro 2004 montado en la cabeza, eran incapaces de armar al menos una contra. Por eso, nada más justo que el primer gol: balazo de derecha de Phillip Lahm para irse arriba al descanso.

El partido daba para la fiesta y así fue. Hubo un paréntesis a los 55', cuando Salpingidis se escapó por derecha y sirvió para que Samaras igualara. Pero todo volvió a la normalidad casi de inmediato, con tres goles en 13 minutos: Sami Khedira acertó una patada de karate, Klose puso su firma con golpe de cabeza y Reus tuvo su premio al aprovechar un rebote del meta Sifakis. Fueron cuatro, pudieron ser ocho. Alemania juega lindo y asusta.

Nuevamente puso en ventaja a su escuadra con una estupenda volea a los 61' que puso a saltar a la canciller germana Angela Merkel. Miroslav Klose aumentó de cabeza a los 68' y Marco Reus completó la sinfonía con un remate al ángulo tras un rebote del golero helénico a los 74'. Salpingidis maquilló el marcador con un penal a los 89' pero ya no había nada más que hacer. Alemania ya estaba en cuartos